miércoles, 29 de junio de 2016

El Animero de Morelia, una tradición ya olvidada.

La tradición de los animeros es una de las costumbres más antiguas que se instaló entre los creyentes católicos que eran fervientes devotos de las Benditas Ánimas del Purgatorio, tanto la primera como la segunda han disminuido al grado de casi desaparecer o convertirse en un recuerdo. La ciudad de Morelia no fue exenta de estas devociones y ambas se practicaron de manera muy arraigada, pero por injurias de la vida, descuido e incluso regulaciones de tipo gubernamental se dejaron de practicar al grado de solo saber de ellas en la actualidad a través de descripciones realizadas por diferentes autores, en este caso les dejo la descripción realizada por Mariano de Jesús Torres y Antonio Chávez Sámano. 

Estampa (así se les conocía a este tipo de relieves), a espaldas de
la Capilla de las Ánimas en CDMX, que evidencia la importancia
que tuvo el culto a las ánimas delpurgatorio en antaño. 
En primera instancia el autor Mariano de Jesús Torres habla sobre la capilla que era sede de esta tradición tan singular, realizando una breve descripción del lugar: "Al costado oriente de la Catedral, contigua al edificio y dentro del atrio, existió una capilla dedicada a las Benditas Ánimas del Purgatorio, de ahí salía los lunes a las siete de la noche revestido de sobrepelliz, un sacerdote, acompañado de varios devotos, e iba rezando públicamente el rosario, en torno de la antigua plazuela de San Juan de Dios (posterior plaza de la Paz y actual Melchor Ocampo). También salía de esa capilla el animero. En esa misma localidad se guardaban los faroles que portaban los que acompañaban al Divinísimo. El interior de esta capilla tenía en el interior muro frontal un altar y en él un cuadro al óleo que representaba el Purgatorio. Solían hacerse en esa capilla el mes de María y algunas otras distribuciones religiosas, había también un confesionario en el cual se sentaba algún eclesiástico que administraba el sacramento de la penitencia". 


Capilla pública dedicada a las Ánimas, a través de la cual se incitaba
al transeúnte a practicar las devociones propias de las ánimas, CDMX
(Foto: Benjamín Arredondo)  

Más adelante el mismo hace también referencia a la peculiar forma en que obraba el animero, dejando los siguientes datos: "Se le daba este nombre al individuo que por devoción o por voto tenía la costumbre de salir los lunes, a las 7 de la noche de la capilla de Ánimas, situada junto a Catedral, y provisto de una campana colgada al cuello, recorría de prisa las calles dela ciudad; y al llegar al crucero de alguna de ellas, se detenía, tocaba tres veces la campanilla de una manera acompasada y con acento prolongado gritaba: “¡Un Padre Nuestro y una Ave María por las Benditas Ánimas del Purgatorio, por amor de Dios!”. Al oírle, salían de sus casas todos los niños y se arrodillaban alrededor del animero a responderle el rezo que consistía como se ha dicho en un Padre Nuestro una Ave María con Gloria-Patri, terminando con el “Réquiem aeternam dona eis domine” – “Lux perpetua luceat eis” “Requiescat in pace. Amén”. Volvía a dar tres toques acompasados, y se retiraba de carrera otra esquina donde repetía lo mismo; y así sucesivamente hasta llegar a las ocho de la noche a la puerta del camposanto donde ofrecía el rezo con la oración respectiva. Desde el establecimiento de las Leyes de Reforma, ya no se permitió la salida del animero porque su devoción se conceptuó como pública" (Torres, 1915).

Lugar donde se encontró la Capilla de las Ánimas
en la Catedral 
Otra descripción que llega hasta nosotros es la que realizó Chávez Sámano, en su libro Morelia y sus Nomenclaturas; a diferencia del primero, este autor realiza una descripción que irradia más en lo poético que en lo histórico (algunos de los datos proporcionados en esta discrepan de los que ofrece Mariano de Jesús Torres, por ejemplo la hora y días en que el animero ejercía su labor, personalmente considero que es más acertado el primero pues la hora del Toque de Ánimas aproximadamente se daba entre siete y ocho de la noche y no a la hora del Ángelus o medio día, como lo menciona Chávez Sámano a continuación); pero no por eso deja de ser de gran importancia: "
La vetusta capilla que se localiza sobre el costado oriente de la Catedral y que por la incuria e ignorancia de quienes pueden evitarlo, carece de culto y la han convertido en bodega de materiales y viejas figuras de santos, candeleros rotos, etcétera; se llamó Capilla de las Ánimas, de la cual dicen nuestras viejas crónicas, salía todos los días, a la hora del Ángelus un hombre.
Representación pictórica de las Ánimas del Purgatorio 
Era un ser real, un hombre de carne y hueso como todos los hombres, que en las horas de labor trabajaba tenaz y resignado, como todos los pobres de entonces. <<El Animero>>, fue una cosa única cuya figura con un poco de tocado y un mucho de piadoso, horas y horas deambulaba todos los días, con viento y con lluvia, con frío o con calma, por las calles quietas y empedradas, con rillitos en medio, con bellas banquetas sonorosas de lozas amarillas veteadas de ocre.
Se cuenta en los más viejos infolios de la ciudad, antes tan quieta, que entonces, cuando el toque del Ángelus sonaba en las torres morelianas, llegaba al atrio de la Catedral aquel hombre extraordinario, entraba a la Capilla de las Ánimas y después de tomar su vela y campanita consagradas, de rodillas frente a la puerta central, rezaba unas oraciones y emprendía su marcha por toda la ciudad, por aquella ciudad chiquita llena de aristas y sabios, de eruditos y de bohemios, y más que caminar corría incansable, hasta que las voces de la campana mayor resonaban  en todo el valle de Guayangareo anunciando que era ya la hora de la quietud y del descanso; de toque a toque, pronto, como temeroso de no alcanzar a llegar a todas y cada una de las esquinas, recorría toda la ciudad, en cada esquina sonaba la campanita y, en alta voz, pregonaba su tétrica y original demanda:
“¡¡UN PADRENUESTRO Y UNA AVE MARÍA POR LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL SANTO PURGATORIO…!!”
Las gentes rezaban con fervor y arrojaban un <<Tlaco>> o tres <<reales>> al zurrón del animero" (Chávez, 1983).


Sobria y muy sencilla fachada de la desaparecida
Capilla de las Ánimas
Es imposible ubicar en la línea del tiempo de la ciudad, la fecha en la que esta práctica comenzó a llevarse a cabo, pero no lo es la fecha aproximada en la que esta fue extinta (mediados del siglo XIX). A partir de esta fecha la tradición e historia del "Animero" pasó a ser en primer lugar un recuerdo para los antiguos pobladores de la pequeña ciudad, posteriormente pasó al olvido total, al grado que hoy en día solo es posible saber de ella al hojear libros antiguos. 

Obtenido de:
-Torres, M. (1915) Diccionario Histórico, Biográfico, Geográfico, Estadístico, Zoológico, Botánico y Mineralógico de Michoacán. Morelia, México.
-Chávez, A. (1983) Morelia y sus Nomenclaturas. Morelia, México: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. 

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