miércoles, 31 de agosto de 2016

De avisos y publicidad en Morelia desde el siglo XIX a principios del XX

Si bien la sociedad moreliana del siglo XIX y principios del XX tuvo que vivir etapas llenas de agitación y grandes crisis en el país de todo tipo, también fue una sociedad que se adaptó a los cambios que estas trajeron. Con la consumación de la Independencia llegó a la todavía Valladolid un periodo de incertidumbre, según la crónica de diversos historiadores la ciudad vio reducida considerablemente su población a raíz de la guerra que asoló por poco más de diez años a la recién conformada nación mexicana. Finalmente poco a poco la sociedad comenzó a estabilizarse y entró en la cotidianeidad que la caracterizo por mucho tiempo como una sociedad de provincia llena de tranquilidad y apacible.
Hoy en día para nosotros la publicidad puede llegar a ser un tanto tediosa, diariamente somos bombardeados con anuncios de todo tipo en televisión, radio, redes sociales, etcétera; al grado de que a últimas fechas se ha acuñado el término "contaminación visual y auditiva", el cual está muy ligado al tema del comercio, pero, ¿cómo era la publicidad en aquella pequeña Morelia?, durante mi última visita que realice a la Hemeroteca Pública "Mariano de Jesús Torres" tuve la oportunidad de consultar algunos diarios de circulación local provenientes de los años 1829, 1868, 1898 y 1902 que brindan datos a este cuestionamiento, además de que ilustran la evolución de la publicidad a través de los años llevándola de lo general a la de tipo personalizado. Veamos los siguientes ejemplos:

Periódico Político "El Astro Moreliano", de circulación local en la ciudad de Morelia, emitido por primera vez el Miércoles 2 de Abril de 1829; este periódico se caracterizó por abordar únicamente temas que hacen referencia a asuntos políticos en los tres niveles de gobierno, dedicando un espacio al debate con sus lectores y otro muy breve a publicaciones de tipo literarias y avisos. Era editado por el Sr. José Miguel de Oñate, su impresión se llevaba a cabo en la Imprenta del Estado, a este personaje se le considera el primer impresor que hubo en la ciudad y a la publicación como el primer periódico oficial con que se contó. La imprenta se ubicaba en la Séptima Calle del Limón, ahora tramo de Corregidora, entre las calles de Rayón y Quintana Roo.


Aviso colocado en el Astro Moreliano donde se anunciaba la novedad de un microscopio solar que servía a modo de entretenimiento de las familias morelianas, incluso en estos anuncios se brinda la ubicación de los comercios, por ejemplo, este microscopio se encontraba en la Segunda Calle del Obispado #2 (esta nomenclatura aún corresponde a la dispuesta en el año de 1794, a cada cuadra que conformaba una calle se le daba el nombre de primera, segunda, tercera, etcétera),  en la actualidad esta dirección se ubica sobre la calle de Juárez, entre Melchor Ocampo y Santiago Tapia.


Otro de los anuncios que se colocaban con fines comerciales en este periódico, era el que correspondía a un profesor que impartía enseñanza en diversas materias de manera particular, este anuncio tambien brinda otra ubicación, la de la esquina de San Juan de Dios, nombre con el que antiguamente era conocida la Plaza Melchor Ocampo, posiblemente puede referirse a las esquinas de las calles donde dan comienzo las calles de Valladolid o Allende.

En este otro aviso se comunicaba a la población de la venta de una jabonería y una casa que se situaba en la Tercera Calle de Mira al Río #29, en la actualidad esta dirección puede ubicarse en la Avenida Morelos Sur, entre las calles de Antonio Alzate y Lic. Soto Saldaña.

En este caso se avisa que se pone a la venta una propiedad denominada La Quinta Grande, esta propiedad se encontraba en las orillas de la ciudad en lo que actualmente es la calle de Plan de Ayala.

Este anuncio corresponde a un médico recién llegado de la capital, el cual ofrecía sus servicios en la Segunda Calle del Obispado #3, actualmente esta dirección corresponde a la calle de Juárez, entre las calles de Melchor Ocampo y Santiago Tapia; se encontraba a un costado de la casa donde estuvo el microscopio del cual se hizo mención.

En este caso se anunció la venta de una propiedad, la persona que daba informes sobre este asunto vivió en la Sexta Calle del Limón #4, en la actualidad esta dirección corresponde a la calle de Corregidora, entre las calles de Galeana y Rayón.

Otro médico que aprovecho las páginas del Astro Moreliano para anunciarse fue el que se encontraba en el Portal de Nuestra Señora del Carmen #3, este portal corresponde al que actualmente conocemos como el Portal Aldama, sobre la calle de Allende.

Otro de los anuncios que aquí se publicaron es el que notifica a la población la venta de un librillo de fábulas por el precio de 10 reales si era empastada y 7 si carecía de esta, eran expedidos en la Imprenta del Estado, misma donde se fabricaba este periódico, que se encontraba en la Séptima Calle del Limón, actualmente esta dirección corresponde a la calle de Corregidora,entre las calles de Rayón y Quintana Roo; la Aurora que se menciona es la tienda que años después sería tomada en cuenta para nombrar a este lugar como la Calle de la Aurora.

Además de anunciarse diversos servicios y ventas, en este periódico tambien se daba a conocer la cartelera del recién formado "Teatro Coliseo", actual Teatro Ocampo. La imagen corresponde a la función que se daría el día 31 de Diciembre de 1829, en la cual se presentaría la famosa obertura del Barbero de Sevilla, seguida de una tragedia y se cerraría con broche de oro con una muestra de opera.

Otro de los periódicos que cuenta con ejemplos de esta dinámica, es el "Constitucionalista, Periódico Semi-Oficial del Congreso del Estado de Michoacán", este además de hablar de política dejaba pequeños espacios para dar a conocer diferentes acciones en el gobierno, como el mejoramiento de la infraestructura en la ciudad de Morelia y demás municipios, así como para la publicación de servicios. Este se imprimía en la imprenta del Señor Octaviano Ortiz, dicha imprenta se encontraba en la esquina de la Plazuela de las Ánimas y la Calle del Nopalito, ahora esquina que se forma de las calles de Aquiles Serdán y Luis Moya, al costado norte de la plazuela de Villalongín. En esta etapa la publicidad y avisos se tornan un poco más llamativos en comparación con los del Astro Moreliano y podría decirse que era una publicidad un poco más personalizada, en este periódico es importante de resaltar que se maneja aun la nomenclatura de 1840, justamente en ese año de 1868 es cuando se aprueba la nueva pero de eso hablaremos en otra ocasión; a continuación los ejemplos de avisos y publicidad en este:


Anuncio que colocó en este periódico un profesor de instrucción primaria el cual podía encontrarse en la Calle de la Concordia #5, actualmente esta dirección corresponde a la calle de Corregidora, entre las calles de Abasolo y Galeana.


Otro de los anuncios que se hicieron aquí, fue el de un estudio fotográfico situado en el Colegio de Infantes, el cual se encontraba en la actual calle de Allende, entre Morelos Sur y García Obeso, a un costado de la plaza de Melchor Ocampo.

Incluso en este periódico se llegaron a publicar avisos de tipo legal, como este que hacía pública la propiedad única de unas casas que se encontraban en la Calle de los Aguacates #6 y #7 que para ese fecha pertenecían a Doña Victoriana Gracía, en la actualidad estas se encontraban en la calle de Antonio Alzate, entre las calles de Virrey de Mendoza y Morelos Sur.


Otro de los anuncios que un moreliano de aquel tiempo podía encontrar al leer el periódico era este en el que se ponía a la venta un piano en la Calle del Clarín #8, en la actualidad esta dirección se ubica en la Avenida Madero Oriente, entre las calles de Amado Nervo y Dr. Miguel Silva.


Y a falta de los grandes monopolios comerciales como con los que se cuenta hoy en la ciudad, porque no acudir al Danubio, en el Portal de Aldama #3 y comprar tela de todas calidades y abarrotes; el portal Aldama continúa ostentando el mismo nombre hoy en día.


Y si pensaban que el abandono y descuido de propiedades en el centro histórico de la ciudad  es cosa nueva, pues no, al menos así lo deja ver un aviso publicado en el cual se hace de conocimiento público que los legítimos dueños de  las propiedades en la Calle de la Esperanza (ahora tramo de Quintana Roo, entre Madero Poniente y Allende), la Calle de la Libertad (ahora tramo de Allende, entre Rayón y Quintana Roo) y la Calle de Mira al Prado (ahora tramo de Rayón, entre Madero Poniente y Allende).


Entre los anuncios publicados se encuentra este que publico el Dr. Gabino R. Mota, que despachaba en la Calle del Castaño #23, actualmente esta calle lleva el nombre de Nicolás Romero.


Además en esta etapa se comienza a publicar publicidad de negocios de otros lugares, como este que corresponde a una Fábrica de Sedas de la Ciudad de México, ubicada en la Calle de Santa Isabel #8, en la actualidad esta calle forma parte de la Avenida 5 de Mayo.

El último de los periódicos al que haremos referencia es el que llevaba por nombre "El Comercio de Morelia", este circulo en la ciudad entre los años de 1899 y 1902; estaba destinado casí en su totalidad a la publicación de anuncios de tipo comercial y en menor cantidad noticias, poesía, etcétera, se publicaba de manera semanal con un tiraje de 1000 ejemplares los días sábado y tenía como editor principal al Sr. Enrique Elizarrarás. Aquí la publicidad comienza a ser muy parecida a la que conocemos actualmente, un poco engañosa pues hacía promoción a ciertos productos milagro, etcétera.  En este el costo por publicar un aviso era de diez centavos por pulgada cuadrada. A continuación ejemplos de este:


Este anuncio corresponde al de un médico que se encontraba en la Calle de la Concordia #53, actualmente esta dirección corresponde a la calle de Corregidora, entre las calles de Abasolo y Galeana; a pesar de que para esta fecha ya estaba en desuso la nomenclatura de 1840 de manera oficial entre los pobladores de la ciudad era la que servía aún de referencia para dar direcciones.


Otro de los anuncios publicados es este, que correspondía a la Fábrica de Cigarros el Triunfo, su expendio se encontraba en la Plaza de la Paz #1, ahora plaza de Melchor Ocampo y el lugar donde se fabricaban se encontraba en la Calle del Guapo #54, esta dirección corresponde a la ahora calle de la Corregidora, entre las de Galeana y Rayón.


Y para la sobremesa después de la hora de la comida, unos dulces tradicionales de la "Dulceria El Globo", ubicada en la Calle de la Caravana #23, hoy en día esta dirección corresponde a la calle de 20 de Noviembre, entre Álvaro Obregón y Pino Suárez.


Y en este caso nuevamente se anuncia el médico Alfredo González, pero ahora en un nuevo domicilio ubicado en la Calle de la Industria #13, ahora esta dirección se encuentra en la calle de Rayón, entre las de Corregidora y Guerrero.


Y si de zapatos se trataba, la gente podía acudir a "La Bota Fuerte" y adquirir lo último en moda de calzado para hombres y mujeres, este negocio se ubicaba en la Calle de Santa Catarina #15, actualmentente esta dirección corresponde  a la calle de Corregidora, entre las calles de Corregidora y Aldama.


Otro negocio del mismo ramo pero dedicado únicamente a las damas morelianas era "El Botín de las Damas", se ubicaba en la Calle 1a. de Iturbide #4, hoy en día podemos ubicar esta dirección en la calle de Valladolid.


Y para un buen de zapatos adquiridos en alguno de los negocios mencionado anteriormente, un traje adquirido en la Sastrería del Sr. José Díaz Gutiérrez, quien se encontraba en su nuevo taller de la Calle 2a. Nacional, antigua de San Nicolás; ahora tramo de Madero Poniente, entre Galeana y Abasolo. Nótese la mezcla de la nomenclatura de 1840 y la de 1868, esta última vigente en esta etapa pero poco utilizada.


Otro de los anuncios que se colocaba en este periódico es el que correspondía a la Profesora de Música María del Río de del Río, que impartía sus clases en la Calle 3a. de Guerrero, antigua calle de la Flor y ahora calle de Emiliano Zapata, entre Heroe de Nacozari y Pino Suárez.


Otra de las cosas que el lector podía encontrarse aquí era este anuncio correspondiente a una Casa de Asistencia, que se ubicaba en la Calle de las Amapolas #7, actualmente esta calle forma parte de la de Aquiles Serdán, entre Belisario Domínguez y Dr. Miguel Silva.


En algunas ediciones del periódico tambien publicó un anuncio para ofrecer sus servicios el Abogado Felix Lemus Olañeta, quien despachaba en la Cerrada de San Agustín #4, actualmente la calle lleva el nombre de Hidalgo pero sigue siendo conocida como la Cerrada de San Agustín.



Y si, desde ese tiempo ya existía la publicidad engañosa que prometía muchas cosas, en este caso un Elixir de Nogal que se expendía en la Gran Farmacia Central, ubicada en la esquina de las calles de Jazmines y de San Nicolás, ahora cruce de Madero Poniente y Guillermo Prieto.


Otro ejemplo de esto eran las Píldoras Tocologicas del Dr. Nicanor Bolet, que aseguraban que el consumirlas conservaba la salud y belleza de las mujeres morelianas, estas se vendían en la Gran Farmacia Central.


Y para los niños tambien se anunciaban medicinas, como este complemento alimenticio que era elaborado en la Calle del Milagro #14, hoy en día esta calle forma parte de la de Belisario Domínguez, entre las calles de Aquiles Serdán y 20 de Noviembre.


Este periodico tambien se caracterizo por publicar anuncios de otros lugares, por ejemplo este negocio de venta de maquinaria que se ubicaba en la Calle del Espíritu Santo #2 en la Ciudad de México.


Incluso se publicaron anuncios del extranjero como este que corresponde a la International Aural Clinic, que se encontraba en la ciudad de Chicago Ill., que prometía curar la sordera.


Y para las damas morelianas preocupadas por cuidar de su aspecto y lucir bien, se expendian productos de belleza en la Gran Farmacia Central.


Anuncio correspondiente a un depósito de órganos, establecido en la Calle 1a Nacional #60, en la actualidad esta calle forma parte de la Avenida Madero Oriente.


Abogado establecido en la Calle de la Palma #16, ahora esta corresponde a la calle de Dr. Miguel Silva, entre Madero Oriente y Aquiles Serdán.





jueves, 25 de agosto de 2016

La Misa de Fray Antonio de la Concepción (ocurrió en el templo de San Francisco)

En la noche silente, la campanilla lanzó sus sonidos llamando a los monjes del convento para el oficio divino nocturno con el cual finalizaban las tareas del día. A poco, por lo ambulatorios, una gran fila de siluetas, en medio de un silencio que solamente interrumpe el ruido del roce de las sandalias producido en el piso, se dirige al coro del templo en donde cada uno fue ocupando el sitial respectivo y, el prior el de la parte central, que luce el Escudo de Manos Cruzadas de los franciscanos.

Pintura de Mariano de Jesús Torres, así lucía el complejo
conventual franciscano antes de la exclaustración aun con
el templo del Tercer Orden en pie (Imagen www.espejel.com)

A poco los salmos y antífonas inundan el recinto, voces que rebotan en los muros como si fueran quejas que lanza la cantera rosa y que en esta forma toma parte de aquella oración. Fray Antonio de la Concepción, sin contestar a las salmodias y sin darse cuenta de lo que lo rodea, se mantiene taciturno y meditabundo. ¿Acaso pensaba en la oración ferviente que sus compañeros elevan al Señor en coro monocorde? No, el divaga en una obsesión que le roba el alma, alma que había jurado entregar de lleno a la santidad y al sacrificio, pero el recuerdo de su primer amor, Rosalinda, no le dejaba ni por un momento y que había renunciado a él, para cumplir con su nuevo propósito de recluirse en el convento. Ella le había sido infiel entregando su corazón a otro.
Después del oficio, cada uno de los monjes sale y en correcta formación, va penetrando en la severidad de su celda.
El prior se dirige al asceta atormentado y le dice: 

-Fray Antonio, no rezó el oficio como es debido. ¿Qué le pasa a su reverencia?

-Perdone su paternidad, tengo una pena muy honda que me está devorando en mi interior.

- ¿Tan grande es así? Pida a Nuestro Padre San Francisco que le ayude en su trance. Usted ha concluido su carrera sacerdotal y es justo que cante su Primera Misa.

-No me atrevo, Reverendo Padre, porque sería una profanación al ministerio.

-Si gusta hermano, puedo oírle en confesión.

-No es necesario, puedo hablarle a usted como a un amigo, de hombre a hombre.

-Vayamos pues a mí celda y ahí hablaremos.

Y aquellos dos hombres cuyas figuras van por los claustros, iluminados por la escasa luz que de tramo en tramo alumbran las farolas somnolientas, toman hacía el lugar señalado.

-Pase hermano y abra su corazón para que yo pueda saber y comprender lo que encierra.

-Reverendo Padre, hace tiempo conocí a una joven tan hermosa como esa virgen que orna está su celda.

-Fray Antonio, esa es una irreverencia, ¡casi una blasfemia!

-No Reverendo Padre, no la quise comparar con la virgen del cielo, sino con la que pintó el pincel del artista. En tal caso, perdone mi atrevimiento.

-De todas maneras, no se deje llevar por las apariencias. Continúe con su historia.

-Locamente me enamore de esa criatura. Alcance su correspondencia, pero la cuestión de posiciones sociales se opuso a mi amor.

-Sin duda esta dama atraída por el físico de usted. ¿No es así?

-Tal vez; pero al darse cuenta que yo era un pobre estudiante cambió de parecer. Ella rodeada de comodidades y riqueza y yo, como digo a usted, sin tener más que mi estudio, me fue negada su predilección. Al interrumpir nuestro noviazgo vino un alto caballero de la sociedad moreliana quien fue recibido por ella con los brazos abiertos. En mi corazón nació el despecho y el deseo de venganza y de matar; pero otro amor más sublime desbarató mis propósitos, el amor de mi madre. El vicio de la embriaguez susurro sus insinuaciones a mis oídos; pero, no encontrando placer en el para disipar mi pena, decidí venir a este convento y heme aquí un monje sin vocación, escondiendo mi dolor bajo este sayo que ha cubierto mi débil humanidad.

-Fray Antonio, yo lamento su situación y le aconsejo que se entregue en brazos de Jesús y de Nuestro Padre San Francisco. Ellos son tan buenos y misericordiosos que le han de marcar el sendero que le conduzca a la tranquilidad. Su Primera Misa la cantará cuando efectivamente le dejen esas preocupaciones. Haga penitencia, use el cilicio del ayuno y de la disciplina para que pueda dominar ese cuerpo, esa carne que tortura su alma. Ya verá como su espíritu se tranquilizará.

-Bien, Reverendo Padre, así lo haré.

Entre las sombras de los pasillos y después de la obligada despedida del Padre Prior, el fraile atormentado se dirige a su celda para meditar sobre los consejos del superior. Hizo firme propósito de llevar exactamente tales indicaciones. Su vida, desde aquellos momentos fue ejemplar, ciñéndose completamente a los reglamentos monásticos, pero jamás pudo borrarse de su mente el recuerdo de Rosalinda. La sentía cerca de él, en su celda, en el refectorio, en el jardín, etcétera, siempre estaba presente.
En tal ejemplo las imágenes femeninas se transformaban en ella. Con las melodías sacras se imaginaba su voz. Todo era para él un tormento. La disciplina y la obsesión fueron minando paso a paso su organismo, hasta que la neurastenia le hizo presa.

-Hermano, le decía el Prior, ¿no ha sido posible que borre de su mente ese recuerdo tenaz que le está consumiendo?

-No, Reverendo Padre, desgraciadamente no.

-Qué malo, no se deje dominar por esa tentación. No permita que el demonio se apodere de su alma. Redoble su oración, su penitencia. Hace tiempo lo espera el altar y su primera misa debe ya cantarla. Si no, la celebrará después de muerto.

-Tal vez, pero no me siento en íntimo contacto con Dios.

Como era natural, aquel hombre aprisionado por el amor terreno y la decepción, entregó su ser a la muerte, terminando así el eterno enamorado, Fray Antonio de la Concepción.
Toda la comunidad, lamentando el suceso, llevó a efecto sus exequias en medio de cantos penitenciales y rezos profundos, siendo colocado en su tumba donde reposaría para siempre.
Al poco tiempo, y al sonar las doce de la noche, el toque de la campana mayor del templo franciscano llamaba a misa. Los monjes sorprendidos indagaban el porqué del fenómeno.
Vieron que la campana sonaba sola y oyeron que en la nave del recinto oíase una voz que musitaba las oraciones de la misa. Al penetrar ahí, nada, solamente reinaba la soledad y las sombras.

-Es la voz de Fray Antonio de la Concepción, dijeron unos religiosos. ¡Recemos por su alma!, y de rodillas imploraron por él.

Los muros con sus ecos, parecía que se identificaban para reforzar la oración: "Réquiem aeternam dona eis, Domine, Et lux perpetua luceat eis. Requiescat in pace. Amen", musitaron todos.
Se decía y aun se dice, que en algunas noches se oyen las campanadas llamando a misa. La gente del Barrio de San Francisco borda mil leyendas y conjeturas de ello y, cuando escuchan los broncíneos sonidos se santiguan y sobrecogidos de terror, recitan un ¡Ave María Purísima!, ¡Líbranos Señor!....




Fuente: Chávez, A. Morelia y sus Nomenclaturas. 1983. Morelia, México.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Calle de las Carreras (ahora tramo de Dr. Miguel Silva)


  • Nomenclatura de 1794: Calle del Junco (tramo) o Calle 2a. del Junco.
  • Nomenclatura de 1840: Calle de las Carreras, paralela a la Calle del Crisol (ahora tramo de Serapio Rendón) por el lado poniente; y a una calle sin nombre (ahora tramo de Amado Nervo) por el lado oriente.
  • Nomenclatura de 1868: Calle 7a de Bravo (tramo).
  • Nomenclatura de 1929: Calle de Dr. Miguel Silva (tramo).
  • Cuartel (1794, 1840 y 1868): Número 3.
  • Sector actual: Revolución.

La calle de las Carreras originalmente formó parte de una de las más antiguas con las que contaba la ciudad, la mayoría de las calles del primer cuadro de la ciudad no tienen fecha exacta que marque cuando se trazaron o cuando comenzó a poblarse; esta calle aparece ya en los planos virreinales de la ciudad de Valladolid, periodo en el que esta formaba parte de la Calle del Junco, está abarcaba en su totalidad la actual calle de Dr. Miguel Silva, siendo esta la segunda de cinco cuadras que la conformaban en dirección sur a norte (esta calle no debe confundirse con la Calle del Junco de la nomenclatura de 1840); posteriormente en el año de 1840 la del Junco recibe una nueva nomenclatura que se caracterizaba por ser diferente en cada cuadra, de modo que este tramo comienza ser conocido como la Calle de las Carreras, nombre que ostentó hasta el año de 1868, en el que esta se integra a la Calle 7a de Bravo (está retomo las cuadras que tenía la del Junco en la etapa virreinal); el último cambio de nomenclatura llega en el año de 1929, recibiendo el nombre de Calle de Dr. Miguel Silva, nombre con el que es conocida hasta hoy día.


Placa de nomenclatura correspondiente a la de 1840, la
placa no corresponde a las dispuestas originalmente

Como calle de las Carreras está corría en dirección sur a norte, desplantando a partir la esquina de la Calle de Bobos (ahora cruce con Aquiles Serdán) en el extremo sur; y finalizaba al encontrarse con las esquinas de la Calle de Perú y la Calle de la Despedida (ahora cruce con 20 de Noviembre) en el extremo norte.


Vista parcial del plano de 1794, el número 1 indica la ubicación de la calle de las Carreras dentro
de la traza de la Calle del Junco

Sobre el origen del nombre de esta calle el escritor moreliano Mariano de Jesús Torres, relata en una pequeña crónica lo siguiente: "El vulgo conceptua por Calle de las Carreras a toda la referida 7a. de Bravo, que se forma de las calles denominadas de la Palma, de las Carreras, del Peligro, de las Ruinas y del Pichón, y se dice que en toda la calle que es larga, amplia y recta, tenían lugar antiguamente las carreras de caballos, pero realmente, solo la segunda de dichas calles es la que lleva el nombre de las Carreras. Carece de historia". En general toda la calle de Dr. Miguel Silva era conocida con el nombre de las Carreras, esto solo de manera coloquial, pues en la nomenclatura oficial solo un pequeño tramo llevaba ese nombre; se desconoce la fecha en que se comenzó a realizar dicha actividad, solo es seguro que hacia 1840 ya era llevada a cabo aquí pues se tomó en cuenta durante la asignación de la nomenclatura. 


Vista hacia el extremo norte de la calle
de las Carreras

El motivo de que fuera en esta calle donde se realizarán estas carreras es porque es una calle recta, amplia y muy larga, características que la conviertían en la pista adecuada para dicha actividad. En otra de sus publicaciones llamada "La Lira Michoacana", el mismo autor hace referencia sobre esta calle de la siguiente manera: "Antes esta calle (incluida la de las Carreras, del Peligro, de las Ruinas y la del Pichón) era famosa por las riñas entre la gente del pueblo." Quizá esto que menciona el autor pueda ligarse de alguna manera con la función que cumplía la calle, generalmente en ese tipo de eventos la euforia se hace presente y más de algún empedernido debió provocar múltiples riñas, pero esto no siempre fue así, en la segunda mitad del siglo XIX la zona comenzó a avecindarse más, cosa que vino a dar algo de tranquilidad, al grado que esta calle también comenzó a ser conocida por los "Altares de Dolores que se colocaban los Viernes Santo", los que eran muy concurridos, de modo que la calle que en un tiempo era famosa en la ciudad por sus peleas se convirtió en un lugar tranquilo para vivir y de aquel pasado agitado solo quedó el nombre de la Calle de las Carreras.


Vista hacia el extremo sur de la calle
de las Carreras


A principios del siglo pasado esta calle se encontraba bien enlozada en ambos lados, era de mediano tránsito y durante su trayecto tenía casas de regular aspecto; actualmente sigue siendo una calle tranquila que a diferencia de otras no es tan comercial, esto le ha ayudado a que entre las fincas que la componen se conserven algunas antiguas que aún son utilizadas como casa habitación. En general al caminar por aquí puede encontrar ejemplos de la arquitectura típica de la ciudad en las fachadas de algunas casas, que no por su sencillez dejan de ser importantes. 


Marco de acceso a una casa con el número 25, posiblemente
asignado durante la nomenclatura de 1868

Marco de acceso a una casa donde posiblemente
estuvo incrustado el número asignado en la
nomenclatura de 1840 (el tamaño del hueco en
el extremo superior izquierdo es característico
de las casas donde fueron removidos estos)

Fachada típica de una sencilla casa moreliana 




lunes, 22 de agosto de 2016

Calle del Bosque (ahora tramo de Sor Juana Inés de la Cruz)

  • Nomenclatura de 1794: Callejón del Bosque.
  • Nomenclatura de 1840: Calle del Bosque, paralela a las calles del Mirto (ahora tramo de Isidro Huarte) y a una calle sin nombre (ahora tramo de Diego José Abad) por el poniente; y a la del Álamo (ahora tramo de Gertrudis Bocanegra) por el oriente.
  • Nomenclatura de 1868: Calle 14a de Victoria.
  • Nomenclatura de 1929: Calle de Sor Juana Inés de la Cruz (tramo).
  • Cuartel (1794, 1840 y 1868): Número 4.
  • Sector actual: Nueva España.


La calle a la cual hoy es dedicado este espacio es una de las que ejemplifica cómo es que se ha modificado la traza de la ciudad a lo largo del tiempo para satisfacer las necesidades de crecimiento que se dieron; este tramo de la ahora calle de Sor Juan Inés de la Cruz es el único que data del periodo virreinal, periodo en el que era conocida con el nombre del Callejón del Bosque de acuerdo con la nomenclatura asignada en el año de 1794, este callejón corría únicamente entre la actual Avenida Madero Oriente y la calle de Antonio Alzate, por lo que la calle no tenía continuación hacia el sur como en la actualidad; al ser Morelia ya una ciudad más consolidada, en el año de 1840 se decide asignar una nueva nomenclatura, caracterizada por la asignación de nombres por cada par de manzanas o en algunas excepciones como en esta abarcada tres, dos pequeñas del lado poniente y una muy amplia en el lado oriente, siendo esta de las pocas calles que conservaron el nombre que les fue asignado a finales del siglo XVIII, por lo que siguió siendo de manera oficial la Calle del Bosque. Para el año de 1868 las autoridades de la ciudad deciden asignar otra nueva nomenclatura con la finalidad de dar a la ciudad un toque de modernidad dejando de lado la tradición popular, de forma que esta calle recibió el nombre de Calle 14a de Victoria, nombre con el que permaneció hasta el año de 1929 en que se le asignó el de Calle de Sor Juana Inés de la Cruz, aun en este periodo la calle no tenía continuación hacia el sur, pero posterior a la década de los cuarenta o cincuenta le fue asignado otro par de manzanas en esa dirección por lo que ese tramo carece de historia, pues antiguamente formaba parte de un gran terreno que se extendía entre las actuales calles de Antonio Alzate, Gertrudis Bocanegra, Ortega y Montañez y Juan José de Lejarza.

Vista parcial del plano de 1794, nótese que aún no existía el jardín Heroes del 47 ni la actual
calle de Diego José Abad

Como calle del Bosque correspondiente a la nomenclatura de 1840 esta corría en dirección norte a sur, comenzando a partir de las esquinas de la calle Nacional y la de las Ánimas (ahora cruce con Madero Oriente) por el extremo norte; y finalizando al encontrarse con la calle de la Imagen (ahora cruce con Antonio Alzate) por el extremo sur.

Vista parcial del plano de 1868, nótese la desaparición de capilla de las Ánimas, creación de nuevas
calles y la conformación de la Plazuela de Huarte (jardín Heroes del 47)  

Sobre el origen del nombre de esta calle se puede decir que ocurrió lo que en la mayoría de ellas, pues para asignar el primer nombre en 1794 se recurrió al entorno y su conformación; esta calle tomó su nombre del denominado Bosque de San Pedro (ahora Bosque Cuauhtémoc), la cercanía que esta tenía al lugar y el que condujera al mismo fue muy posiblemente lo que la hizo meritoria de portar ese nombre quizá aún antes de que fuera asignada una nomenclatura de manera formal, a pesar de que en el plano de este año no aparece bien definido el bosque tal cual lo conocemos hoy en día si hay referencias de este sitio como un lugar de recreo para los moradores de Valladolid, lleno de huertas que proveían de alimento a la ciudad y un muy antiguo pueblo o barrio de indios llamado de San Pedro, lugar  de donde el referido bosque tomaba también su nombre. En el caso de esta calle es importante resaltar que fue de las pocas que ostentó el mismo nombre durante dos diferentes asignaciones de nomenclatura, primero en la virreinal (1794) y finalmente en la de 1840.

Vista hacia el extremo sur de la calle del
Bosque


Sobre el lugar, existe una brevísima descripción que realizó Mariano de Jesús Torres a principios del siglo XX, en la cual deja ver algunos datos de lo que aquí se encontraba a mediados del siglo XIX: "En la acera que ve al poniente, establecio hace algunos años, el extranjero belga, Don Francisco Godín, unos baños públicos de agua fria, y despues unos de regadera, así como un boliche y fábrica de cerveza. Aun existen los baños mas no la fabrica por haber muerto el Sr. Godín el 1° de septiembre de 1898 y después su viuda, Doña Jesús Morales V. de Godín, el 7 de agosto de 1901". En este caso un establecimiento que aquí se instaló fue el que recibió el nombre de la calle y no al contrario como el caso de las calles de la Aurora, del Licor, etcétera.

Vista parcial del plano de 1898, la calle del Bosque es ya la 14a de Victoria y se encuentra ya bien
conformada la plazuela de Huarte al poniente de esta  

Una de las características de esta calle es que es de las pocas que tiene durante su trayecto un jardín o plazuela, el que aquí se encuentra no fue de relevancia importante o al menos los planos de mediados del siglo XIX así lo indican, se sabe por uno de los planos que entre el lapso que este jardín se crea y el año de 1868 era conocida con el nombre de Plazuela del Estanque o Plazuela del Bosque esto precisamente por un estanque que se encontraba al costado sur de esta y que también daba nombre a la Calle del Estanque (ahora tramo de Fray Bartolomé de las Casas), el cambio de nomenclatura que se dio en este año no solo se aplicó a calles sino que también a las plazas existentes y para este caso se le cambió el nombre por el de Plazuela de Huarte, a la cual se le colocó una fuente en el año de 1889, que vino a agregar un poco de vida a este lugar; finalmente en el año de 1947 y a modo de homenaje a la gesta heroica de Chapultepec este cambia de nombre por el de Jardín de Héroes del 47.

Vista de la plazuela de Héroes del 47

A pesar de encontrarse muy cerca de la Avenida Madero y de la famosa Plazuela de Villalongín esta no goza de la misma fama, lo que le ha permitido estar bien conservada y ser uno de los rincones más tranquilos del centro histórico; durante el trayecto de la calle del Bosque se pueden apreciar aún fincas con fachadas que a través de las piedras que forman sus marcos de puertas y ventanas brindan un aire de calma como la que antiguamente se respiraba aquí.

Fachada de una de las casas que conforman
la calle del Bosque
Placa conmemorativa a la gesta heroica de de los Niños
Héroes en el jardín de mismo nombre


Calle del Granjeno (o del Grangeno)

Nomenclatura de 1794: Calle del Granjeno (tramo). Nomenclatura de 1840: Calle del Granjeno. Nomenclatura de 1868: Calle 10a. de Aldama. Nome...